Ceuta

Nací en Ceuta (Africa),una mañana del mes de mayo en esa ciudad tan española,tan llena de luz y tan marinera.Una mañana cuando el olor de las flores inundaba los jardines de San Amaro y los de la Argentina.

Una mañana en la que el olor a salitre se paseaba por el Paseo de las Palmeras y el mar acariciaba la muralla de la Marina. Cuando las campanas de San Francisco anunciaban que el nuevo día había comenzado y las gaviotas chillaban por encima de los barcos que entraban por la bocana entre el muelle de la Puntilla y el del Cañonero Dato. La imagen del Monte Hacho se recortaba saludando de lejos a La Mujer muerta,el Yebel Musa, el Atlante dormido de la mitología.

¿Se puede encontrar un lugar más bello para nacer?

Allí encontré el amor de mi vida que acompaña mis pasos desde que Cupido nos lanzó aquellas benditas flechas que nos unieron para siempre y aunque el destino me alejó de esa querida tierra, a ella volvemos con nuestros hijos para bebernos su aire, su cielo, sus gentes.

Nacida en Africa, así se llama este blog y ese es el título que llevo con orgullo grabado en mi alma.

MALENA

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viernes, 29 de abril de 2011

A través de mis ojos: Los derviches girantes ( y 2)


Remontémonos a siete siglos atrás y en la antigua Konya (Turquía) nace un movimiento sufí (místico), basado en el respeto, la tolerancia y el amor. Hombres normales que siguen la doctrina del filósofo y poeta Mevlana. Hombres que hacen del sama (giro) la unión del cuerpo y de la mente para llegar a través de esa meditación al Ser Supremo.


Y yo, siete siglos después, como una privilegiada, me encuentro sentada en medio de un silencio reverente en una caravasar (posada) de la antigua ruta de la seda en la ciudad de Konya. Silencio. Están prohibidas las fotos y cámaras de video porque no es un baile folklórico, es una manifestación religiosa a la que vamos a asistir.


Van apareciendo los derviches con una túnica negra que los cubre y representa la muerte del ego y un gorro cilíndrico alto (sikke) de color beige. Debajo llevan una falda y camisa blancas unidas por una faja negra en la cintura.Son los músicos y el coro (mutrip) con instrumentos de música.


A continuación entran los derviches (los samazenes) y acompañados de la música empiezan a caminar en círculo saludándose de dos en dos. En un momento determinado cinco de ellos se quitan la túnica y comienzan a girar sobre sí mismos.


Brazos cruzados sobre los hombros representando la unidad con el Creador. Los brazos van bajando y vuelven a subir poco a poco. Tocan el gorro hasta que lanzan las manos al aire, al infinito.A continuación una mano se dirige hacia ese infinito y la otra hacia la tierra formando con su cabeza ladeada una vertical por la que fluyen los dones que el Uno, el Creador, otorga a los derviches para que los hagan llegar a la tierra.


Y giran, y giran. Todo desaparece para ellos, todo salvo ese interior que va creciendo ante nuestra vista. Vista y corazón que les acompaña en esa semá.


Es imposible no compenetrarse con ellos y tú desde tu lugar vas olvidando tu cuerpo para convertirte en un semazen más y la energía va entrando en tu alma y tus brazos se elevan y tu cabeza se ladea. Entras en ese círculo que representa la vida, que representa el movimiento del universo, que forma la unidad siempre buscada.


El Dede (el maestro) se pasea entre los semazen y la música que había acelerado sus notas va bajando la intensidad. El alma ya serenada no necesita girar más.Se interrumpen los cantos del coro y comienzan las oraciones que dan lugar a la finalización del acto místico.


Abro los ojos y vuelvo a la realidad. Por un espacio de tiempo me había convertido en una semazen.


Estamos en Konya... cuna de los derviches girantes.


Malena

domingo, 24 de abril de 2011

A través de mis ojos: La Capadocia (1)




El avión va aterrizando pero la pista apenas se adivina. El cielo está completamente gris y al bajar del avión vemos un pequeño aeropuerto en el que con letras muy grandes nos anuncia que estamos en Nevsehir, la soñada Kapadokia (Capadocia).



Alrededor del aeropuerto no hay ninguna construcción y después de pagar el visado y enseñar nuestros pasaportes, nos dirigimos hacia nuestro autocar.



Nos recibe nuestro guía, Erham, que con toda su amabilidad nos saluda y nos reparte como señal de bienvenida y de hospitalidad, colonia para refrescar nuestras manos. Nos regala a cada uno un Nazar, un amuleto de cristal en forma de ojo que ahuyentará todos los contratiempos mientras permanezcamos en Turquía.



Me parece mentira, pero ya estamos cumpliendo la promesa que nos hicimos en nuestro anterior viaje a Estambul: Conocer la Capadocia.




No sé el por qué pero presentía que me sentiría así. Había oído hablar del Valle de los Cazadores, de las Chimeneas de las Hadas, del Valle Rosado, pero el estar allí contemplándolos me hacía soñar.



Son formaciones rocosas producidas por la erupción de un volcán hace millones de años y que al solidificarse aquella ceniza volcánica, dio lugar a sorprendentes y deliciosas formas que parecen el decorado de un cuento de hadas del que saldrán en el momento en que menos lo esperes, hadas volando y gnomos asomándose por aquellas ventanas que la Naturaleza construyó caprichosamente.



Blanco bajo el azul del cielo, olor a te de manzana y unos puestos de recuerdos en los que las pashminas ondeaban al viento. Las pulseras con sus turquesas resaltaban sobre un terciopelo negro y una música suave (la misma que se oye hoy en el blog) se espandía por aquel espacio abierto tocando el corazón de esta viajera sentimental que busca no sólo lo que se le muestra, sino todo aquello que como un tesoro está escondido para mostrarse a los ojos del que sabe encontrarlo.




Valle de los Cazadores, Chimenea de las Hadas, Valle Rosado... Estamos en la Kapadokia, el corazón de la vieja Anatolia... el país del amanecer.






Malena

jueves, 7 de abril de 2011

Ausencia.


Mis queridos compañeros y amigos: Tengo que ausentarme durante unos días pero a mi regreso pasaré a saludaros y a ponerme al día para saber como estais y que habeis publicado. Os dejo un poema que a mí me encanta y me relaja cada vez que lo leo, y que está impregnado de esa dulzura de la poesía china. Una poesía y una cultura que fui conociendo cuando empecé a estudiar chino.


La música que acompaña hoy al blog es de una cantante que me enamoró la primera vez que la oí en su China natal y que desgraciadamente ya no se encuentra entre nosotros.


Su nombre, Teresa Teng o Deng Li Yung.La primera canción se llama "Wo ai ni" que en español sería un equivalente a "Te quiero", la segunda "Mei Hua" que significa más o menos, "Flor de ciruelo", y la tercera "Tian mi mi", "Dulce miel". Oidlas, no os arrepentireis.

Cuidaos .


Brisas y besos.


Malena


Canciones de crisantemos


Construir una casa en el mundo de los hombres

y no oír el ruido del caballo y el carruaje,

¿cómo se puede lograr esto?

Cuando la mente está desapegada, el lugar es tranquilo.


Junto crisantemos bajo el seto del Este

y miro silenciosamente las montañas del Sur.


El aire de la montaña es hermoso al crepúsculo,

y los pájaros en bandadas vuelven juntos a sus hogares.

En todas estas cosas hay un significado verdadero,

pero cuando quiero expresarlo... quedo perdido sin palabras.


Tao Yan-Ming (372-427 d.d. C)

domingo, 3 de abril de 2011

Amantes


Te veo cada día y cada día estás distinta. Calmada, agresiva, dulce, coqueta. Y yo te observo y mudo no puedo decirte nada. Coqueta me abrazas sin saber que mi corazón por tí late. Enamorado callado pero loco por poseerte.

Te elevas y me tocas, indiferente a lo que provocas y yo, enamorado, privado del don de la palabra, voy desgranando en silencio, mi letanía de requiebros, mi letanía de lamentos.

Te enfadas, te agitas y hasta mi llegan tus improperios, pero sigo callado y soporto tu lucha hasta que calmada dejas de golpearme.

Pero yo sigo amándote día tras día, mendigando un poco de tus caricias. Callado, mudo, enamorado sin esperanzas, sabiendo que te amo cuando subes, cuando bajas.

Yo por fuera impasible, por dentro, volcán de fuego.

Y siempre esperando la noche, mi momento de gloria, cuando dormida a mis pies, yo puedo con mi luz acariciarte, porque yo soy el faro y tú, la mar, mi amante.



Malena